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Con la comida no se juega

Antes de emprender este viaje, una de las cosas que más me preocupaban era la comida. Porque para dormir, los colchones son iguales en todo el mundo. Andar, sea con nieve, barro, tierra o asfalto, con unas buenas botas tengo suficiento. ¿Y comer? ¿Qué venderán en el super? ¿Me costará encontrar los alimentos?

Empecé haciendome un menú, para no acabar comiendo cada día lo mismo y aborrecer la comida, aunque partía de la base que encontraría casi todo. Finalmente, tras perfeccionarlo una vez llegado a Linköping, y tras algunas rectificaciones y recomendaciones, el menú ha quedado así:


No es un menú perfecto, y seguro que se podrían mejorar muchas cosas, pero está bastante bien combinado, entre verduras, pescado y carne. La carne es bastante cara, así que lo mejor es tirar de ofertas y congelar. Esta semana, aprovechando un descuento del súper, me compré un taco de cerdo y aproveché para hacerme filetes adobados y carne empanada, placeres que aquí no tienen preparados.

Las verduras también son algo más caras, no es un disparate, pero la verdad es que son el casi el doble de caras que en España. No hablemos del aceite de oliva, que aquí entiendo porqué se le llama oro líquido.

Lo que no logro entender, es como en un país teóricamente tan avanzando como Suecia no tienen ni tomate frito (sino que lo tienen triturado sólo), canelones o croquetas. Son platos bastante sencillos de hacer, pero no entiendo como no los tienen preparados. Entiendo que no tengan empanada gallega, pero lo que no logro entender es que les fallen los platos que os decía.

Así que, durante los próximos meses, tocará intentar hacerlos por uno mismo. Habrá que esperar una oferta para el pollo, porque a veces dobla el precio de un entrecot, pero tan pronto se pueda, me prepararé unas croquetas, un placer de otro mundo... o mejor dicho de otro país, España.

Porque como decía un anuncio de televisión, "uno puede irse, pero no hacerse".


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