Desde que vino Edu, estuvimos viendo por varios paneles
publicitarios el nombre de Helix. Parecía una montaña rusa, algo similar al
Dragon Khan de Barcelona, que podría estar estrenándose en breves o recién
hecho, pero no le dábamos más importancia ya que no sabíamos exactamente qué
era y dónde estaba.
Pues este lunes lo descubrí, 8 veces. A pesar que los
calendarios del parque vaticinaban que iba a ser un día de grandes
aglomeraciones y colas, la previsión dudosa del tiempo y el ser un lunes
hicieron que no viniera tanta gente como habitualmente. Y es que la mayor cola
que hicimos fue de tan solo 35 minutos, colas que normalmente son de hasta 2
horas. Liseberg es realmente impresionante, y lo mejor de este parque es que
cada 2 años estrena una nueva atracción. Además, hay muchas atracciones
fuertes, y no es como los típicos parques que normalmente se quedan en 3 o 4,
sino que en este podemos contar hasta 8. Además, tiene una casa encantada que
no está mal, pero si no os apasiona el tema no es perderéis mucho.
Tras el maravilloso día, toca despedir a Alfonso. Está invitado
a Barcelona cuando quiera, le espero con los brazos abiertos. Pero ahora toca
volver a Linköping a seguir trabajando con el proyecto. El martes, día de
vuelta, me toca quedarme hasta las 4am para presentar una documentación que
necesitan enseñar a cliente, así que toca hacerlo. Además, me quito de encima
la mitad de la documentación del proyecto, cosa que agradeceré.
La gente sigue yéndose, y esta semana toca despedir a
Hsin-Yi, que empezará su tour por Europa antes de volver a Taiwán. Por otra
parte, también celebramos que Maca se queda. Tras una entrevista de 2 horas
cara a cara y matar algunos marcianitos con los ojos, la empresa quiere que se
quede en Estocolmo a trabajar. ¿Y qué mejor para celebrarlo que una pizza de
kebab con patatas fritas encima? Pues os la recomiendo, no está nada mal.
Finalmente, y aprovechando que coincide con los días de las
semis, el fin de semana aprovechamos para hacer cenas con fútbol. Cada uno trae
lo que tiene y cenamos juntos disfrutando de los enfrentamientos del Mundial. Y
tras el partido, la que posiblemente será la última noche por el centro. Una cervecita
para celebrarlo, a pesar de la clavada.
Ya solo quedan unos días para que lleguen mis padres, así
que tendré que preparar las rutas e itinerarios, ya que el jefe final no
perdona errores.
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