Cuando uno se quita las ruedecitas laterales y prueba por
primera vez ir a dos ruedas, la poca decisión y el miedo a fracasar hace que
uno no coja la suficiente velocidad para estabilizarse sobre la bicicleta. Si
además de no llevar suficiente estabilidad, le añadimos ser un tanto bajo y no
llegar apenas a los pedales, la estabilidad sobre una bicicleta es
prácticamente nula. Pues si bien uno no puede hacer nada con la segunda opción,
ya que cada uno crece lo que puede, parece ser que a Betty no le acabó de
quedar muy claro el tema de la velocidad.
Tras un intenso lunes y martes de trabajo, el martes por la
noche llega Betty a Linköping. El miércoles, aprovechando que la parada del bus
está en la universidad y es más rápido ir sobre dos ruedas, intentamos llegar
hasta la parada sobre dos ruedas, pero una pequeña subida hace frenar a Betty,
que acaba cayéndose de la bicicleta. Por suerte, sólo ha sido un susto, y
pasamos nuestro día en Norrköping con normalidad.
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Finalmente, el domingo aprovechamos para pasear por Gamla
Stan, el barrio antiguo de Linköping, a pasear por las tiendas que son a la vez
artesanías. Se trata de las casas del antiguo Linköping, que las trasladaron a
las afueras de la ciudad para poder conservarlas y mantenerlas, y actualmente
son pequeñas tiendas que muestran las artesanías de la época. Por la tarde, y
antes del FCB – Athletic, me preparo la maleta, porque el miércoles, me voy
hacia Rusia.
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