Tras la primera semana acomodándome en mi nuevo hogar, llegó el fin de semana. El sábado lo aproveché para ir a IKEA con Cristina, que estaba recién llegada, y necesitaba comprarse varias cosas. También hicimos la compra semanal en el súper de al lado, aprovechando el viaje. De vuelta, fuimos a un corridor de españoles y conocimos a varios andaluces y madrileños.

Durante la semana, establezco una rutina de ir a la biblioteca a trabajar en el proyecto de 9h-19h, y así poder tener un hábito de trabajo. El miércoles, tengo una reunión con el tutor, que queda sorprendido por poder tener una aplicación ya en marcha y funcionamiento. Espero para la semana que viene poder finalizarla y tenerla completamente operativa.


El domingo toca torneo de fútbol. Organizado por ESN, nos juntamos en varios equipos y hacemos un mini torneo amistoso. No se si Suecia me hace más bueno, o aquí los internacionales no tienen mucha idea, pero mi nivel parece mejorado al que solía tener en Barcelona. Por la noche, tenemos cena de corridor, y hoy me toca prepararla a mí, así que repetiremos la tortilla. Esta vez, tras el consejo de mi madre de poner más huevo, me queda mejor. La acompaño de pan con tomate, y parece volver a ser un éxito para Anton y Andrew, que disfrutan de una tortilla como a mi me gusta: la patata crujiente y el huevo poco hecho.
Parece que esto empieza a ir rodado, y la rutina y el trabajo se establecen en el día a día. La temperatura nos está dando un respiro, porque la media semanal oscila los 4º-5º, así que no hace excesivo frío. Habrá que aprovecharlo.
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