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Cultura gratuita, No. Cultura a un precio razonable, Sí

Esta mañana me he topado con un texto de Arturo Pérez Reverte en su web que hablaba sobre la piratería y el precio de los libros, criticando a aquellos que la practican y argumentando que hay toda una industria detrás que debe mantenerse. Cito textualmente de su artículo:
"Dos años de esfuerzo en una novela obtienen a cambio el 10% sobre su precio. Si la novela se vende a 20 euros, el beneficio para el autor son 2 euros por cada libro: 10.000 ejemplares vendidos supondrán 20.000 euros de salario por dos años[…]. En cuanto al libro electrónico legal, si el precio es de 8 euros, el beneficio para el autor será de 0,80 euros. […]. Lo que significa que 5.000 lectores piratas, a cambio de libros gratis que quizás ni lean, habrán robado al autor entre 4.000 y 10.000 euros. Sin contar el daño hecho a editores y libreros, y a quienes para ellos trabajan. Porque no hablamos sólo de autores, sino de toda una compleja industria y de los miles de personas, empleados y sus familias, que viven de ella."
La crítica que hace me parece correcta, empatizando con todos estos autores que realizan grandes esfuerzos para generar una pieza culturar, sea la que sea, pero no me parece adecuada. El precio que se exige al consumidor por la adquisición de dicha pieza cultural es excesivo en algunos casos, y por estos motivos no se consume tanto como se debería y a veces se opta por el formato digitial.

Ya que la piratería se basa en el formato digital y en el formato de papel (o disco en su caso) entran muchas variables que desconozco totalmente. En el formato digital, para un escritor, los costes que deberían ir directamente relacionados con la publicación de su obra son: gastos de editorial y beneficio del autor. Podríamos añadir un tercer desembolso en materia de publicidad, pero de ello se suele encargar la editorial, que es la que persigue el beneficio al fin y al cabo.

Pongamos pues por ejemplo, que un libro se decide comercializar electrónicamente por 3€. Si se decidieran repartir los gastos equitativamente, el escritor obtendría un beneficio de 1,5€ y la editorial de 1,5€. El beneficio del autor de la obra habría incrementado un 87,5%, casi doblando los beneficios que obtiene por cada título. Si realizamos los cálculos citados en el artículo de Pérez Reverte, esos 10.000 ejemplares vendidos significarán entonces 15.000€ en la versión digital.

No entraré a hablar en el cine, ya que además que hay varios factores variables del precio que desconozco, me parece abusivo pagar 9.80€ por ir a ver una película. Y no es porque la gente no quiera ir al cine, ya que los días que ha habido promociones por menos de 4€ ha habido una gran respuesta y las colas eran enormes.

Hasta aquí eran simplemente datos, pero mi propuesta va más allá. En febrero de 2011, Gómez Jurado, que también tuvo un debate con Alejandro Sanz respecto a los derechos de autor, decidió regalar su libro en internet, y que la gente realizara las donaciones que creyera oportunas. La respuesta ha sido de casi unos 20.000€ tan sólo en donaciones hasta la fecha. Se abre entonces una nueva vía en la que, no tan sólo el lector pagará menos por el libro que obtenga en formato digital, sino que puede llegar a premiar aquel libro que crea se lo merezca o quiera agradecer al autor.

¿Y qué pasa con la industria que hay detrás de todos estos libros, todos aquellos intermediarios? Pues verá, si algo he aprendido durante estos últimos años de carrera, tras asistir a varias conferencias de cómo encontrar trabajo cuando acabe, es que el trabajo no se va a buscar, se crea. Así que toca reinventarse. Estamos en un punto que tirar unos cuantos currículums ya no es suficiente, sino que hay que ser proactivo y generar el propio trabajo por el que alguien esté dispuesto a pagar. A todas esas personas que actúan como intermediarios, les tocará hacer lo mismo. No es fácil, pero es la tendencia de la economía, y se premia la creatividad y creación de valor frente a una simple hoja con cualidades.

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